En un video que circuló, alguien decía que las personas alrededor de los 50 debíamos sentirnos orgullosos porque había sido la última generación que obedeció a sus padres… y demás.. Y haciendo una crítica a los hijos de hoy día.
El tema es que si bien fuimos buenos hijos, parece que no supimos ser padres; al parecer molestos por la forma como nos criaron no quisimos repetir eso con nuestros hijos, tuvimos el poder de discernimiento, y no lo usamos, para tomar aquello que nos formó como personas con valores, y dejar atrás, eso que nos lastimó y con lo cual no estábamos de acuerdo. Tuvimos el poder de cambiar esas creencias limitantes que nos impidió ser lo que realmente queríamos, que frustró sueños y nos condujo a sendas más difíciles, dolorosas para algunos y con éxito para otros.
Cada etapa en la vida, trae sus cosas buenas y otras no tan buenas, aceptemos la vida como llega, cada uno vive una realidad desde lo que conoce, sabe, de acuerdo a su historia, cultura, religión, costumbres, de ahí, que seamos únicos.
Veamos lo mejor de cada uno y hagámonos la vida amable